¿Discapacitados o personas con diversidad funcional?
El uso de un lenguaje inclusivo, clave para normalizar la diversidad funcional
Discapacitado, minusválido, inválido, deficiente… Son muchos los términos que se han utilizado para referirse a las personas con diversidad funcional. Palabras que, además de negativas y discriminatorias, están alejadas de la realidad. Y es que los ciudadanos con diversidad funcional no son ni menos válidos ni menos capaces ni menos eficientes o eficaces que el resto. Simplemente disponen de capacidades diferentes -y, por tanto, de recursos distintos- para enfrentarse al día a día.
De ahí que sea tan importante cambiar la forma en que nos referimos a las personas que sufren algún tipo de diversidad funcional y utilizar un lenguaje que, en vez de separar y discriminar, integre. De la misma forma que lo hacemos para referirnos a otros colectivos que, por su condición sexual o cultural, son estigmatizados y sufren rechazo.
Desde asociaciones como Foro de Vida Independiente, entre otras muchas, llevan años trabajando en ello. Lo hacen impulsando medidas y experiencias que promuevan la accesibilidad, integración y autonomía de las personas con diversidad funcional. También, sensibilizando y educando en valores al común de los ciudadanos. Y, por supuesto, favoreciendo el uso de una terminología que ayude a romper barreras mentales.
Porque, aunque parezca que las palabras son inofensivas, lo cierto es que pueden ser tan peligrosas -o más- que un escalón para una persona con movilidad reducida. El conocimiento y la conciencia social se construyen a través del lenguaje. Utilizar términos como diversidad funcional no sólo es menos estigmatizante que el de discapacidad o minusvalía; también, entiende la diferencia como un plus y no como una carencia.
En Teyder trabajamos para romper estigmas y mejorar el día a día de las personas con diversidad funcional. ¿Necesitas que te aconsejemos sobre nuestros productos? Contacta con nosotros y te ayudaremos