Embarazo y mujeres con lesión medular: aclarando dudas
Desafíos y consejos en el embarazo en mujeres con lesión medular
Sexualidad y silla de ruedas no son términos incompatibles. Tampoco embarazo y silla de ruedas. De hecho, incluso en aquellos casos en que las mujeres con lesión medular sufran alteraciones en la sexualidad o la fertilidad, es posible recurrir a la reproducción asistida y convertirse en madres.
Sin embargo, la falta de información sobre el tema, el miedo a complicaciones durante el embarazo y el parto, el desconocimiento de los médicos o la desaprobación de familiares y amigos hacen que muchas parejas desistan incluso antes de barajar opciones.
Es cierto que las mujeres con lesiones medulares se enfrentan a más dificultades durante el embarazo y parto que aquellas que no lo son. También que, una vez nacido el bebé, los desafíos que deben afrontar son mucho mayores. Pero, conociendo los riesgos a superar y las opciones que tienen, pueden hacer su sueño realidad y convertirse en madres.
Pero, ¿de qué desafíos estamos hablando exactamente?
1. Antes de la concepción
Como hemos explicado, son muchos los retos a los que se debe enfrentar una pareja que esté pensando en tener un hijo. ¿El primero? Dar con un médico especializado en el tema. Y es que, en función de sus conocimientos y experiencia, ofrecerá tranquilidad y opciones a los futuros padres.
Además, valorará el estado físico de la madre y evaluará si existen peligros reales o contraindicaciones. No podemos olvidar que, a pesar de puedan concebir, hay mujeres que se medican como consecuencia de su lesión medular y esta práctica puede ser contraproducente para el feto.
2. Embarazo
Una vez embarazada, hay que prestar atención a otras cuestiones. Por ejemplo, la mujer en silla de ruedas es más propensa a padecer infecciones de orina por repetición y, como consecuencia, a sufrir contracciones que pueden desencadenar en parto prematuro.
Además, debido al aumento de peso durante el embarazo, es posible que también asciendan las probabilidades de padecer úlceras por presión y problemas circulatorios. También, de trombosis, patologías respiratorias o anemia.
Y, aunque cada caso es único y es preciso consultar al especialista, es probable que se recomiende reposo a partir de la semana 30 o 31 y la monitorización a partir de la 28. De esta forma, se prevendrá el riesgo de parto prematuro.
El 35% de las mujeres con lesión medular paren de forma prematura
3. Parto
El parto es uno de los momentos que mayor preocupación genera en la mujer y, más, si sufre movilidad limitada. ¿La razón? El 35% de las mujeres con lesión medular paren de forma prematura. De ahí que se ponga tanto énfasis en la monitorización del bebé y en el reposo de la futura madre.
Más allá de estas complicaciones, el proceso cursa igual que para una mujer con movilidad total y las opciones de parto son las mismas: vaginal o por cesárea. La elección entre uno y otro dependerá del grado de lesión y de las características del embarazo.
3. Postparto
Como en el caso de las madres sin movilidad reducida, el puerperio será de seis semanas y durante el tiempo que dure la lactancia se deberá cuidar especialmente su alimentación, su hidratación y su descanso.
También deberá poner énfasis en evitar cualquier tipo de infección, tan habituales después del parto. Para ello, deberán cuidar la higiene íntima y, en caso de episiotomía, mantener la zona limpia, seca y hacer las curas necesarias.
Respecto a la lactancia, si no hay alteración que lo impida, la madre con lesión medular podrá dar de mamar al bebé con total tranquilidad. Deberá tener en cuenta que, cuando lo haga, es posible que noten más espaticidad en la vejiga y que produzcan menos leche si tienen insensibilidad en los pezones.