25 de marzo de 2016 |

¿Con muletas o silla de ruedas por una fractura?

Los niños no paran. Si no están jugando a pillar o  al escondite, están subidos en un monopatín, dándole al balón o trepando por las verjas. Y es normal que lo hagan. Para eso son niños. Pero, de la misma forma que no nos sorprende que estén en continuo movimiento, no debería hacerlo que tuviesen una caída  y, como consecuencia, se viesen obligados a llevar el brazo en cabestrillo, muletas o ir en silla de ruedas. Una de las lesiones más comunes en los menores, según indica la Academia Americana de Cirujanos Ortopédicos, es la fractura de tibia y/o peroné.

Se produce por torsiones o fuertes impactos derivados de la práctica de deportes como el fútbol o accidentes y, en función de su gravedad, puede precisar de intervención  quirúrgica o, simplemente, de la inmovilización de la pierna del pequeño. Quien deberá determinar el alcance de la lesión y, por tanto, su tratamiento es el médico. También el tipo de apoyo a utilizar durante el periodo de convalecencia y recuperación: un zapato ortopédico para fracturas, en el caso de que se le permita apoyar el pie y muletas o silla de ruedas si esta práctica es desaconsejable. Lo que nosotros como padres deberemos intentar es que, durante esta etapa, nuestro hijo esté lo más cómodo posible y, muy importante, que piernas y brazos no se resienta por el esfuerzo. Y para eso, para garantizar el bienestar del pequeño, no viene mal tener en cuenta varias cosas.

  • Adaptar nuestra casa a la nueva realidad: despejar habitaciones de cables, alfombras u objetos decorativos que puedan hacer tropezar al niño que va en muletas o impedir el paso de la silla de ruedas.
  • Utilizar una silla para la bañera y, de esta forma, evitar caídas y garantizar la comodidad del niño durante el baño y la hidratación del yeso.
  • Cuando el pequeño esté descansando, colocar una almohada o dos debajo de la pierna.
  • En el caso de que el niño vaya en silla de ruedas, evitar las rampas con mucha pendiente y nunca subir o bajar desniveles en diagonal. Se corre el riesgo de que el peso del menor recaiga sobre el lado de la pendiente y la silla de ruedas vuelque.
  • Si  utiliza muletas, adaptarlas a la estatura del menor y tener en cuenta que el peso del cuerpo debe recaer en las manos, no en las axilas. También que los codos deben estar levemente flexionados y que la punta de la muleta debe estar situada a 10 o 15 centímetros de los pies para evitar tropiezos y caídas. Cuando el niño deba levantarse o sentarse, deberá hacerlo extendiendo la pierna débil hacia adelante, cogiendo las dos muletas con el brazo donde se encuentra la pierna fracturada y haciendo fuerza con éste y la pierna sin escayola.
  • Controlar el estado del yeso, así como el de la piel. En caso de que haya irritaciones, el color del pie se torne azulado o el yeso se dañe, acudir al médico.